Aprender no es otra cosa que saber elegir.

Francisco Gallardo Negrete, Nexos.com

Nacido en Libia, Sexto Empírico fue la principal figura de la escuela escéptica de medicina a fines del siglo 2 de nuestra era. Él se consideraba escéptico, o pirrónico (por Pirrón de Elis, 365-275), porque mostraba una habitual cautela antes de aceptar cualquier dato como verdadero. Como médico forense, Sexto Empírico acuñó el término autopsia, que literalmente significa mirar con los ojos de uno mismo y, en el terreno de la lógica, se opuso audazmente a Aristóteles, cuyo silogismo le parecía un laberinto de obviedades que no llevaba a ningún lado. En Esbozos pirrónicos, obra que escribió en Alejandría y la más conocida entre las suyas, Sexto Empírico expuso la función lógica que gobernaría, en adelante, su proceder intelectual: la disyunción exclusiva. Al respecto, el filósofo anota: La disyunción correcta expresa que solo es verdadera una de sus apreciaciones y la restante o restantes, falsa o falsas en contradicción con ella. 

A finales de la década de 1960, Marvin Lee Minsky y Seymour A. Papert rescataron esa función lógica de las catacumbas grecolatinas y, usándola como infalible arma de ataque, pusieron en duda el potencial de las redes neuronales simples para resolver ciertos problemas, en específico aquéllos que se referían a la separabilidad lineal. El ejemplo más devastador que ellos invocaron fue, precisamente, el de la disyunción exclusiva de Sexto Empírico.

La disyunción exclusiva, conocida también con los nombres de or-exclusive (o exclusivo) o XOR, es una función lógica que obliga a seleccionar, como condición de verdad, una de dos opciones viables: un sistema de escritura numérica es romano o arábigo, un animal es vertebrado o invertebrado, una forma de gobierno es democracia o dictadura, pero no pueden ser, en ningún caso, las dos a la vez. Según las enseñanzas de Sexto Empírico, aprender es una tarea que consiste en saber elegir, en cultivar las facultades del reconocimiento y de la clasificación.

En 1986, David Everett Rumelhart, Geoffrey E. Hinton y Ronald J. Williams publicaron un artículo donde propusieron una serie de ideas revolucionarias: que las redes neuronales simples sí pueden aumentar de manera considerable su eficiencia si, en medio de las insípidas neuronas de entrada y de salida, se colocan una o más capas neuronales que intervengan y procesen la información transmitida, que sean modificables y regulables por un algoritmo y que sean capaces, sobre todo, de crear su propia representación interna. Gracias a esta perspectiva, se han descubierto prometedores horizontes.

Francisco Gallardo Negrete. Doctor en Teoría Literaria y escritor

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