por otras formas de buscar el voto
Por lo inmoral que me resulta que jóvenes que ni han cumplido los 25 sean multimillonarios dando patadas a una pelota ante millones de espectadores, no me gusta el fútbol profesional de primera división. Tampoco me gusta cualquier famoso que sale por tv y genera grandes recursos por el mero hecho de ser famoso. Sí me gusta, en cambio, un país democrático donde los poderes del Estado, incluido el Judicial, no sean objeto de burla y descalificación por el otro poder, Legislativo o Ejecutivo, o por el cuarto, es decir la Prensa, cuando se somete a algún dictado.
Resulta indignante y escandaloso que la segunda persona más importante del Ejecutivo español, por ser mujer y con afán de buscar el voto de otras mujeres, sea capaz de desacreditar al poder Judicial sin haberse leído ni estudiado el complejo procedimiento penal contra ese futbolista tan conocido y reconocido y sin tan siquiera esperar a que finalicen las diferentes instancias judiciales donde la judicatura pueda expresarse a través de sus sentencias. Y no lo ha estudiado porque ni tiene cualificación profesional para ello, aunque sin pudor censure con palabras gruesas al TSJC que ha aplicado un derecho fundamental presente en todas las legislaciones democráticas del mundo, incluida la de España, como el derecho a la presunción de inocencia cuando la culpabilidad no está suficientemente acreditada. Tampoco he leído ni he oído, en periódico o radio o tv, una reflexión, debate u opinión que censure los 14 meses de prisión improcedente que ha sufrido ese futbolista con daños familiares y profesionales.
¿Y por qué esta respuesta social? ¿Es porque al partido del Gobierno le hacen falta más votos de mujeres para mantenerse en el poder? ¿Dónde está el análisis objetivo, crítico y respetuoso con las decisiones judiciales? ¿Se puede aceptar que la Vicepresidenta primera pueda afirmar que es una salvajada poner por delante el derecho a la presunción de inocencia frente a las manifestaciones de una mujer joven que ha denunciado que se la agredió sexualmente? La señora Vicepresidenta de un Gobierno democrático de cualquier país tiene que saber que el derecho a la presunción de inocencia es un derecho fundamental de toda la ciudadanía, derecho fundamental de máxima protección y derecho que proviene de legislaciones internacionales más democráticas y progresistas desde hace más de un siglo y que es uno de los derechos cuyo respeto por los poderes públicos es lo que diferencia la existencia, o no, de un país democrático. La ideología de un partido político no depende del nombre con que se designe. En 1920 se fundó un Partido Socialista Obrero Alemán, ¡y era el partido nazi!
Mientras escribía esta elemental reflexión, he leído que la Vicepresidenta ha pedido disculpas, y los medios se han hecho eco inmediatamente. No es suficiente la disculpa. Podría ser suficiente la dimisión por un delito de odio, con desprecio a los valores constitucionales de nuestra legislación.
Ángel Monge, Sevilla, 3 de abril 2025
