Navidad y se os dará.

/ al TeVeo de Rafa Iglesias, por su 40 número desde aquel noviembre del 2013, con su Je suis Charlie Hebdo ¡siempre!, siempre hasta el coño con su biofeminismo y ateología /

Entre aforismo y brevería, lo que pensamos sobre la Navidad. Córtese por la línea o el punto que no interese:

Sobre la Navidad (con mayúsculas o con minúsculas) se ha escrito tanto, que a buenas horas ponerse uno a reeditar viejos éxitos. Si no puedes con él, únete a él, dicen que dice quien lo decía; únete a él, chaval, chavala, parece decirnos el almanaque de nuestras vidas.

Desde la revolución industrial (1760-1840), la teoría de la emancipación se ha basado en dar igualdad en el reparto del trabajo y la riqueza. Tres revoluciones siguieron a la primera: la revolución científico técnica, más la era de la información (1985), hasta la revolución de la inteligencia de la época actual.

Por el camino, se ha perdido la clase obrera, aquella para quien Marx y Engels redactaron su Manifiesto Comunista (1848). Se acabó el proletariado por culpa del voto a partidos socialdemócratas o democristianos y a la dormición de viejos sindicatos. Movimientos migratorios, oenegés y solidaridades de acogida no moverán los cimientos de este mundo; tampoco, el feminismo que tanto nos ha cambiado la intrahistoria casas adentro.

Nos queda el reparto del tiempo libre o del ocio como revolución pendiente, donde ocupa un primer lugar la conquista del calendario laboral, vinculado al trabajo y, cómo no, la conquista de fiestas y celebraciones que nos vienen envueltas en tradiciones y artes y costumbres populares.

Discutíamos la existencia de fiestas populares. Porque lo que llamamos pueblo no ha tomado nunca el mando ni sobre el tiempo económico ni sobre el tiempo de fiestas o vacaciones. Lo que en el caso de Sevilla nos llevaría a ver como fiestas del pueblo Navidad, Semana Santa, Toros, Feria, Rocío y Corpus Christi, sin intervención de Iglesia y de Nobleza y sin autoridad civil ni militar ninguna.

Desde eros y tánatos, de lo apolíneo y de lo dionisíaco, la fiesta según Sevilla emite un rebujito equilibrado entre 1) Un equilibrio de roles masculino y femenino, con amplio espacio para lo no marcado. 2) Una tregua social entre las clases altas, medias y bajas, desde una base feudal y caciquil hasta las últimas consecuencias del capitalismo. y 3) Una visión del mundo, que es la del señorito y es quien realiza la hegemonía.

[*hegemonía es un concepto de Antonio Gramsci. El poder no actúa solo por el control del Estado, sino por la preponderancia cultural que las clases dominantes ejercen a través del sistema educativo y de los medios de comunicación para que las clases dominadas acepten su condición como algo natural. A diferencia del poder, que se manifiesta por la milicia, la justicia o la política, y por valores como patria o nación, la hegemonía se asume sin que se note.]

[*señorito, dice el Dile, es hijo de algo de autoridad, dignidad o categoría que es también amo, con respecto a los criados. Señorito se aplica sin marca de edad al varón y, con marca de estado, a la mujer soltera, sea o no pareja del señorito. Es nombre epiceno que vale por señorito macho y señorito hembra. Canis, pijos y flamenquitos coinciden en la predisposición para la fiesta. Sus luces son las luces de bohemia y de ilusión y lo que ninguno quiere ser es un pringao. Otro señoritismo que hace escuela es el de los príncipes gitanos: farruquitos y flamenquitos de las Tres Mil que aportan su teoría del mundo y del vivir del arte, con su sombrero, su chaleco, sus anillitos o su bastón de caña.]

[*fiesta (festum) es el día en que se celebra alguna solemnidad nacional, lo que no incluye el domingo. Fiesta actúa como parónimo de fasto (fastus), día en que era lícito tratar negocios y administrar justicia, día feliz o venturoso, contrario al día nefasto.]

Activa y pasiva, obra de teatro y patio de butacas, si la fiesta según Sevilla funciona es porque locales y turistas y visitantes se citan unas fechas en que resulta fácil participar, donde el sentido primero es la vista para la representación de un mundo insólito.

Herencia de una injusticia de siglos, el pueblo ama y odia al señorito en una carambola de admiración, envidia y desprecio. Reciente es la competencia del calendario anglosajón con su Halloween sobre Todos los Santos, su San Valentín sobre San Blas o su lejano Día de Acción de Gracias con su Black Friday como anticipo de las Rebajas.

En un mundo que distingue vidas de ocio, de vidas de trabajo o de negocio (no ocio), cualquier fiesta empieza en una condena por hostelería o por sección servicios para quienes tienen que trabajar. No confundir esfuerzo con trabajo. El trabajo es el esfuerzo obligado por un motivo económico. Algún día se acabará la explotación de un hombre por un hombre sin que por eso se acabe la actividad económica y sin que falten libertad y democracia.

Bajo el capitalismo las fiestas no son exactamente la negación del trabajo, sino que el trabajo se traduce en otro tipo de negocio: bares y cafeterías, tiendas, hoteles o alojamientos, transportes; pero también meterse bajo un paso, cargar el santo, darle al tambor, limpiar la plata, poner los farolillos o vestirse de beduino. Ni tontos ni marxistas, ¿quién dijo que yo le ensille el caballo para que usted se lo monte? Sin este paspartú de fondo (que alguien rechazará porque no habíamos venido a hablar de eso), la foto de la Navidad saldrá borrosa o movida:

Rebajas por Black Friday > Inmaculada > Lotería > Vacaciones > Nochebuena > Navidad > Nochevieja > Año Nuevo > Noche de Reyes > Reyes > Vuelta al cole con las Rebajas para la Cuesta de Enero.

Desde la última semana de noviembre hasta la segunda semana del nuevo año, hablamos de cuarenta días comensales con sesiones dobles o duplicadas para la empresa o la familia, para los de casa o los del pueblo, para la infancia o los abuelos, para la sexualidad o el entre amigos. No hay hora que no puedas tomarte una copa o algún chupito. 

Por la Inmaculada, los hombres de la tuna se masculinizan y se afeminan a un tiempo. Hay ostentación de traje en cada cinta que lleva un nombre de mujer pero el conjunto tiene algo (medias, colorines) que matiza el donjuanismo. La Inmaculada, elevación al cubo de la virginidad, se plasma en la ciudad en sus arquitecturas efímeras, como los belenes o el alumbrado navideño. Ahora vemos a cristianos con el pañuelito al cuello de celeste inmaculado dando testimonio en grupos familiares cantando con su guitarrita y su carita de buenas personas.

No hay barriada que no aspire al premio Gordo, a su cabalgata por Reyes, a su cofradía por Semana Santa, a su caseta por Feria o a su hermandad para el Rocío. En la Cabalgata, cada vez menos gente se agacha a coger caramelos y algo nos dice que renovarse o morir. Hay mucho privilegio disfrazado de confeti y papel de plata. Malaje, de mal ángel, ese grupo que guarda y custodia las esencias de Sevilla, para después reírse de quien no sabe. ¿Hablamos de la rancia Cabalgata de Reyes en la ciudad donde hay tanto y tan buen teatro de calle y pasacalle? Dirán que bastante hace el Ateneo. El Ateneo, sí, pero ¿y la ciudad?

Poner otro rancio portal de belén en el arquillo del Ayuntamiento, habiendo árboles abetos mucho más asépticos y elocuentes. Con más de Apolo que de Dionisio, Sevilla va a seguir teniendo ese color especial que ni es cielo ni es azul. Eso que llevan aprendido para cuando otra hegemonía ponga en su sitio lo de ganarás el pan con el sudor de tu frente. Visto que en Sevilla, Andalucía, España, hay quien no suda ni ha sudado jamás.

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Navidad y se os dará.

Lo que dice la cultura, córtese por donde no interese:

A principios del siglo 4, la Iglesia fijó el 25 de diciembre, nueve meses después de la Anunciación, el 25 de marzo, equinoccio de primavera.

Iglesias cristianas orientales celebran Navidad el 25 de diciembre del antiguo calendario juliano, 7 de enero en el calendario gregoriano.

Papá Noel, Father Christmas, San Nicolás y Christkind, vinieron a asociarse a la Navidad o a la Nochebuena. Christmas es forma abreviada de Christ’s Mass (misa de Cristo). La equis de Xmas es la equis de Χριστός, Cristo en griego mismamente. Noel, Nowel o Nowell proceden del francés.

La adopción del 25 de diciembre fue 354 años después de Cristo, contra el censo ordenado por César, que no pudo haber sido ordenado en diciembre, cuando hubiera sido imprudente. Confirma y coincide el Evangelio de San Lucas, quien habla de unos pastores que pasaban la noche al raso, lo que se traduce en que no era época invernal.

En un tratado sobre solsticios y equinoccios se afirma que Jesús de Nazaret fue concebido el 25 de marzo, el mismo 25 el día que fue concebido y el mismo en que murió.

La Navidad derivó influenciada por celebraciones mediterráneas relacionadas con el solsticio de invierno, el sol invictus y la saturnalia, adaptados por los cristianos en el siglo tres.

La primera mención a un banquete de Navidad data de 379 en Constantinopla y en Antioquía, y hasta Egipto en el siglo quinto. Para el Concilio de Nicea en 325, la Iglesia alejandrina ya había fijado el Díes nativitatis et epifaníae.

Durante la Reforma, la Navidad fue prohibida por Iglesias protestantes, como trampa de papistas y garras de la bestia. Después de 1647, los puritanos ingleses prohibieron la celebración de la Navidad. El pueblo se rebeló realizando motines hasta tomar ciudades como Canterbury. La Restauración de 1660 puso fin a la prohibición. En Estados Unidos puritanos de Nueva Inglaterra rechazaron la Navidad y su celebración fue declarada ilegal en Boston de 1659 a 81, lo que no fue para los cristianos de Virginia y Nueva York. Protestantes como Testigos de Jehová, no celebran la Navidad, por pagana y no prescrita por la Biblia. Ateísmos varios han elaborado la Guía atea de la Navidad, éxito de ventas del año 2009 para la Asociación inglesa de lucha contra el vih, por 42 ilustres voces o plumas que dan consejos divertidos para disfrutar de la Navidad.

Únete a la Navidad parece decirnos el almanaque de nuestras vidas con su TeVeo especial para no aburrirse nadie en Navidad.

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