angelología.

Según los viejos textos (con este inicio mostrenco parece bastar para que cualquier discurso se revista del hábito seductor de lo irrefutable) los ángeles custodios, más conocidos como ángeles de la guarda, constituyen la última de las jerarquías angélicas. Son también, quizá por ello, los más numerosos y los más familiares. Guardan, como bien se sabe, una relación estrecha con puentes rotos y con niños distraídos. Dicho esto, sin más intención que la de abrir boca con una evocación casi seguro compartida, quizá sea conveniente, antes de entrar de lleno en materia, perfilar el significado de la palabra ángel con más detalle que la mera imagen de algo parecido a un h asexuado, nudista con frecuencia y normalmente alado, dramaturgia que siempre nos deleita.

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La jerarquía angelical cristiana fue presentada a principios del siglo 6 por pseudo Dionisio Areopagita en De Coelesti Hierarchia, que gozó de la influencia de Pablo apóstol, hasta que Erasmo (principios siglo 16) hizo públicas sus dudas. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, la existencia de seres espirituales, incorpóreos, que la Sagrada Escritura suele llamar ángeles es una verdad de fe: Toda la vida de la iglesia se beneficia de la misteriosa y poderosa ayuda de los ángeles. Los ángeles fueron creados por Dios antes de la creación del universo y de Adán y Eva, y se les considera superiores a la humanidad. Como comentaría Agustín de Hipona, los ángeles estaban experimentando algo nuevo a medida que se desarrollaba la creación de Dios. Asirios y griegos, en paralelo a los ángeles, añadieron alas a dioses como Hermes o Eros, el del amor apasionado. En el Libro de Tobías aparece el Arcángel Rafael. Fuera del canon, en el libro de Enoc se dice que los ángeles asistieron a la entrega de la ley mosaica. En el Nuevo Testamento los fariseos creían que los ángeles comunican al hombre con la voluntad de Dios, aunque contra los saduceos. Ireneo (130-195) mostró jerarquías entre ángeles, Orígenes (182-250) creía que si un ángel puede ser caído, un demonio puede convertirse. Jerónimo (347-420) pensaba que al nacer, a cada persona se le entregaba un ángel guardián. Dionisio en 500 dijo que un ángel es imagen de Dios y Gregorio Magno (540-600), que los ángeles tenían poder sobre cuerpos celestiales, mientras Pedro Lombardo (1100-1160), que un ángel podía cuidar a muchas personas.

Angelología católica. Primera jerarquía. Serafines. La tradición coloca a los serafines en el rango más alto de la angelología. El Libro de Isaías usó el término para describir seres de seis alas que vuelan alrededor del Trono de Dios gritando Santo, Santo, Santo. Esta escena del trono, con su triple invocación a la santidad, influyó profundamente en la teología, la literatura y el arte posteriores. Su influencia se ve con frecuencia en obras que representan ángeles, cielo y apoteosis. Los serafines se mencionan en el libro de Enoc y en el Apocalipsis. Isaías 6:1-7: «En el año que murió el rey Ozías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas henchían el templo. Y encima de él estaban serafines: cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, y con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, Santo, Santo, Yahvé de los ejércitos: toda la tierra está llena de su gloria. Y los quicios de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se hinchó de humo. Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey Yahvé de los ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.»

Querubines. En el Libro de Ezequiel se representa al querubín con dos pares de alas y cuatro rostros: el de un león (representante de los animales salvajes), un buey (animales domésticos), un humano (humanidad) y un águila (aves). Sus piernas rectas, las plantas de sus pies como pezuñas de toro, relucientes como bronce bruñido. En la tradición cristiana occidental, los querubines se han asociado con el putto (del clásico Cupido/ Eros), lo que resulta en representaciones de querubines como niños pequeños, regordetes y alados. Santo Tomás imaginó a Satanás como un querubín caído. «Entonces la gloria de Dios se elevó de encima del umbral de la casa, y se puso sobre los querubines. Y alzando los querubines sus alas, se levantaron de la tierra delante de mis ojos; cuando ellos salieron, también las ruedas se alzaron al lado de ellos; y se pararon a la entrada de la puerta oriental de la casa de Dios, y la gloria del Dios de Israel estaba por encima sobre ellos. Estos eran los mismos seres vivientes que vi debajo del Dios de Israel junto al río Quebar; y conocí que eran querubines. Cada uno tenía cuatro caras y cada uno cuatro alas, y figuras de manos de hombre debajo de sus alas».

Tronos. Pseudo-Dionisio el Areopagita incluye los tronos como el tercero más alto de nueve niveles de ángeles. Los ophanim se refieren a las ruedas vistas en la visión de Ezequiel del carro (en hebreo merkabah). Uno de los rollos del Mar Muerto los interpreta como ángeles. Estas ruedas se han asociado con Daniel 7:9 (mencionado como galgal, tradicionalmente las ruedas de galgallin, en llama de fuego y fuego ardiente). Son cuatro ruedas cubiertas por ojos, cada una compuesta de dos ruedas anidadas, que se mueven junto a los querubines alados, debajo del trono de Dios.

Segunda jerarquía. Dominaciones. Las dominaciones (del griego kyriotetes, ‘señoríos’ o ‘dominios’) regulan los deberes de los ángeles inferiores. Rara vez se dan a conocer a los humanos.

Virtudes. Las virtudes son aquellos ángeles a quienes Dios creó para ser portadores de la gracia divina y del valor, dedicándose a que el ser humano se acerque a Dios. Aparecen en un versículo de Efesios, donde se declara que Cristo está por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre en este mundo y en el venidero.

Potestades. Tienen la función de mantener el equilibrio cósmico y las leyes físicas, así como de vigilar los márgenes del mundo espiritual con el mundo físico. Son referidos en varios textos bíblicos.

Tercera jerarquía. Principados. Son los guardianes de las naciones. Manifiestan el dominio de Dios sobre la naturaleza.

Arcángeles. La palabra arcángel sólo se usa dos veces en el Nuevo Testamento. El término arcángel aparece solo en singular, nunca en plural, y solo en referencia específica a Miguel. En la mayoría de las tradiciones cristianas, Gabriel también se considera un arcángel, pero sin apoyo literario.  El arcángel Rafael aparece solo en el Libro de Tobías. Rafael dice a Tobías que él era uno de los siete que están ante el Señor, y generalmente se cree que Miguel y Gabriel son dos de los otros seis. Un cuarto arcángel es Uriel, no mencionado en la Biblia cristiana occidental, pero destacado por ortodoxos, anglicanos y rusos, el Segundo Libro de Esdras (cuarto en la Vulgata latina). Otra interpretación de los siete arcángeles es que estos siete son los siete espíritus de Dios que están ante el trono descrito en el Libro de Enoc y en el Apocalipsis. Se dice que los Siete Arcángeles son los ángeles de la guarda de las naciones y los países, y se preocupan por los problemas y eventos que los rodean, incluidos la política, los asuntos militares y el comercio: el Arcángel Miguel es visto como el protector de Israel y de la Iglesia, considerada el Nuevo Israel espiritual. Un ángel adicional, Metatrón, que entró en la tradición cristiana a través de la cábala judía, se describe como un escriba celestial y en el Zohar como el rey de los ángeles. Los Libros apócrifos de Enoc cuentan que Metatrón fue antes el Enoc bíblico, quien, tras su ascensión al cielo, se transformó en arcángel y se le dio el nombre de Metatrón. Luego se le otorgaron las posiciones de jefe de los arcángeles y se le dijeron los secretos de la creación.

Ángeles. Los ángeles ocupan el lugar más bajo de entre los coros angelicales. Su misión es dar alabanzas y adoración: El principal de los ministerios que tienen los ángeles buenos es alabar y adorar a Dios, juntar a los elegidos en la segunda venida y asistir en lo que la Iglesia afirma será el día del Juicio Final. Una variante particular dentro de este grupo es el llamado Ángel de la Guarda, asignado por Dios a cada persona para protegerla, guardarla y guiarla durante su vida en la tierra para facilitarle el ascenso al Cielo.

Véase también Ángel caído o Demonio.

Bibliografía:

Berkhof, L. (2002). Teología Sistemática.

Centro mundial de traducción de la Biblia. (2005). La Biblia, la palabra de Dios para todos.

Garret, L. (2003). Teología sistemática, bíblica, histórica y evangélica.

Grudem, W. (2007). Teología sistemática; una introducción a la doctrina bíblica.

Grudem, W. (2012). Teología Sistemática de Grudem: Introducción a la doctrina bíblica.

Howard, J. (2014). Biblia de estudio, Reina Valera 1960.

Horton, S. (1994). Teología sistemática; una perspectiva pentecostal.

Obras completas del Pseudo Dionisio Areopagita.

Ávila Vivar, Mario. Angelología barroca. Las series angélicas.


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