Las redes y los espejos (y las niñas de los desnudos de Almendralejo).

19/09/2023. Protección de Datos abre investigación por los falsos desnudos mediante inteligencia artificial (IA) de menores en Almendralejo (Badajoz). Sus creadores tienen entre 12 y 14 años y todo apunta a que son del entorno de las víctimas. Se han presentado al menos 22 denuncias. La creación de desnudos con IA es algo que recoge el Código Penal y, a pesar de que sean imágenes manipuladas, si son realistas se considera pornografía infantil. En caso de que hubiese algún mayor de edad entre los implicados, las penas van de 2 a 5 años de prisión, y si las víctimas son menores de 16 años la pena se agrava de 5 a 9 años. La retirada en su totalidad de las imágenes, una vez entran en internet, es algo complejo. El de Almendralejo no es el primer caso de este tipo, aunque se intenta dar a estas investigaciones la menor publicidad posible para evitar el efecto llamada que podrían producir. Cualquier persona, haciendo un mal uso de la tecnología, es un potencial productor de imágenes de pornografía infantil, y ya no es necesario tener acceso a un menor, sino que con cualquier fotografía se puede producir pornografía. La conclusión no puede ser más fácil: culpable es la asignación de nombre cierto a cuerpo falso, o sea delito de datos más que de imágenes, y tan responsables madres denunciantes como menores denunciados, querido Watson.


Dice una voz popular: «A mi generación nos quedó grabado lo del Póntelo, pónselo. La forma de prevenir al sida no era el celibato, sino tener a mano un preservativo y asumirlo como condición. Creo que con el sexting pasa lo mismo. Solo si afrontamos la realidad, daremos con una buena profilaxis. Ocultar el rostro y tatuajes y marcas de nacimiento, sería lo primero que se nos ocurriría. Los mensajes a la abstinencia serían aplicables a toda esa infancia y adolescencia que sucumbe a una tendencia en red a un cuerpo hipersexualizado. Seguramente nos toque muy de cerca a esta sociedad mediatizada a la que nos entregamos.»


dice eLTeNDeDeRo por un lado, las redes

Nuestra ética digital ha consistido en quejarnos de utilidades que iba ofreciendo un mercado ajeno que no queríamos atender y que no habíamos pagado. Google, Facebook, Twitter o Whatsapp se nos daban gratis. Hay que esperar a Bizum, 2016, para estrenar algo en red español y ver que Zara o El Corte Inglés eran los chinos de China la mejor pagada. Apostando al libro a imprenta y a un viejo mundo de cultura, la segunda y la tercera edad se habían quedado analfabetas sin remedio, de tan analógicas. Luego explotarían las redes sociales.

y, por otro, las imágenes

Cuando yo era pequeñito todo el feminismo apuntaba a una fusión de modos y modas unisex entre los dos sexos hasta quedar en uno no sexista ni sexuado, que sería el término no marcado, es decir: el zapato plano prevalecería sobre los tacones, el pantalón largo sobre la falda, el cuello pico o redondo sobre el escote. Pero en 2007 el feminismo Onu homologó como una de las Tres Culturas a las mujeres tapadas por obediencia islámica, tapadismo endémico que sería pandémico a nivel mundial. Burkas y pañuelos y velos prolongarían la sexualización de las niñas occidentales con ayuda del colectivo amanerado gay o mariquita, que pasó a la fase orgullo, desde la postración a donde fue llevado por el sida. Las redes sociales ni habían aparecido, y eran los espejos de Bella Durmiente, Cenicienta o Barbie. Y eran las madres ante el espejo las que perforaban las orejas para los pendientes de las niñas y quienes les pintaban las uñas, hasta con los tatuajes en modo juego o pegatina sus majestades reinas iban a transmitir como transmisoras. De todos los rasgos distintivos, el pelo largo, como la melena desde la nuca hasta la cintura, sigue siendo lo que más distingue a hembras de varones: manda incluso en hábitos de ducha y lavados de cabeza. El espejismo de los espejos había arrasado. Y el feminismo había acabado siendo un ¡todo incluido! tal como el iva en los presupuestos serios.


Durante décadas la muñeca Barbie fue culpable de proponer parámetros de belleza imposibles, fomentar la anorexia y otros males. La película de Greta Gerwig no esquiva tales reclamos, pero intenta rescatar un mundo en el cual la casa es de Barbie, el coche es de Barbie y Ken es solo un accesorio equivalente a un lindo vestido. Nos indica que, hasta el momento de su grandiosa aparición en el mundo, las muñecas eran bebés que debían ser cuidados. Barbie, en cambio, es una chica que está de fiesta eterna con sus amigas y su única preocupación es tener un vestuario deslumbrante. La rubia es, según la película, una mujer que se anima a brillar y el machismo existe en el mundo real, mucho más que en el matriarcado de Barbie. Creo que es un logro haber aplicado la regla número uno del feminismo para principiantes, que nos enseña, como manera de reconocer el machismo, a reemplazar en una situación determinada a una mujer por un hombre. Si resulta ridícula en un hombre, entonces es machismo y también debería ser ridícula para una mujer. La directora y guionista lo aplica en Ken (o mejor dicho los Kens), creando un mundo donde los muñecos deciden tomar el poder porque están cansados de no tener sus propias casas, trabajos en espacios de poder y derechos básicos. La rubia estaba destinada a morir, ya casi agonizando en un mundo en el cual, según las Naciones Unidas, las mujeres estamos a 286 años de lograr la igualdad de género a nivel mundial. Y hoy vuelve arrasando ventas a su paso en tonos de rosa para decirnos que con tacones altísimos y medidas perfectas sí que podemos llegar a la presidencia. A mí me hubiera gustado que la película fuese de Stacy Malibu (la versión parodiada de Barbie por Los Simpsons) y que en lugar de mantener Barbie su lugar de poder absoluto, se hubiese podido generar un espacio común con Ken, en un mundo sin distinción de géneros por una razón tan simple y básica que hasta una muñeca podría entenderla: es que el público masivo de Barbie no conoce de feminismo y esa parte de la historia refuerza la creencia de que el feminismo es el machismo pero al revés. Como si las feministas quisiéramos tirar a los hombres al pozo donde nos hundió el machismo. Mi conclusión es que aplaudo la inteligencia de la marca Barbie para pararse con firmeza en un mundo que debería odiarla. Y odio que vivamos en un mundo que la aplaude de pie. (Sole Castro Virasoro, Barbie sobrevive una vez más)


En los tiempos del desarrollo de la bomba atómica, los científicos desarrollaron lo que sería un arma que terminaría con todas las guerras. Una evolución de la humanidad. De la misma manera, los creadores de la Inteligencia Artificial (IA) buscaban mover los límites de lo conocido para crear un avance tecnológico que, hasta ahora, solo habíamos visto en las películas y libros de ciencia ficción. El equipo del Proyecto Manhattan comienza a darse cuenta de la peligrosidad de la fuerza atómica que tienen en sus manos y deciden alertar a políticos y militares. Los creadores de la IA, lo hicieron públicamente. La película de nuestra realidad se encuentra aquí, a mitad de camino de la trama, a un palmo de distancia de una prueba Trinity de la IA. Uno de los argumentos más potentes para poner límites al poder de las máquinas es la autonomía, especialmente en referencia a la guerra. Volviendo a Oppenheimer, la película puede ayudarnos a crear nuevas hipótesis sobre nuestro futuro con la IA, siguiendo los puntos importantes de su guion, que se repite una y otra vez, pero al final no era para tanto. No podemos descartar que la IA decida eliminarnos con bombas atómicas. (Sole Castro Virasoro, Oppenheimer y la inteligencia artificial)

Un comentario en “Las redes y los espejos (y las niñas de los desnudos de Almendralejo).

  1. Es preocupante cómo la tecnología, cuando es mal utilizada, puede tener consecuencias devastadoras, especialmente en casos como el de Almendralejo. La creación de imágenes falsas con IA es un claro ejemplo de cómo una herramienta con potencial puede volverse peligrosa en manos equivocadas.

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