¡Viva el retablo de las maravillas!

imágenes: © Morfeo Teatro

Política. Deportes. Juventud. En la vida siempre hay algo que vemos por gafas del retablo de las maravillas. Nuestro partido. Nuestro currículo.  Nuestra solicitud. El Retablo de las maravillas (Miguel de Cervantes, Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados, 1615) es una versión de un cuento oriental anónimo, desde los cuentos de El conde Lucanor, De lo que contesció a un rey con los burladores que ficieron el paño (1335), hasta El traje nuevo del Emperador (1837), que recopiló Hans Christian Andersen.

En el Retablo de las maravillas de Cervantes, una pareja de pícaros ‑Chanfalla, él, y Chirinos, ella- armados de un retablo o pequeño teatro de marionetas, entran a un pueblo con la idea de pasar función insólita a sus habitantes. En el retablo se verá una historia que no puede ser vista por hijos bastardos o por gente de sangre no pura, es decir, por quien no fuese cristiano viejo y tuviese ascendencia mora o judía (tan de acuerdo con los estatutos de limpieza de sangre). Acaba el entremés con la llegada de un militar que exige al poder político municipal alojamiento para sus exhaustos soldados. Al no conocer el supuesto poder del retablo, no le importa decir que no ve nada, y acaban majándose a palos unos a otros.


Retablo de las maravillas


Daniel Lebrato

VIVA EL RETABLO DE LAS MARAVILLAS
CHANFALLA Y CHIRINOS
preludio para un auto teatral
nunca jamás representado

¡Salud, querido público! Conmigo,
las máscaras alegres de Talía,
la risa y tras la risa la ironía
del mundo alrededor de nuestro ombligo.
El bueno es pecador; el rey, mendigo,
y la felicidad, la alevosía
de ser, en tanto actores, cofradía
al margen de la ley y del castigo.
Cuando sube el telón, la sala a oscuras,
el diablo con el rabo roba sillas
al sabio, al inocente, al juez, al cura.
El bien y el mal aquí son calderilla
y el precio por persona es la cordura.
¡Viva El retablo de las maravillas!


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