Arte y Cultura (AyC) es un precipitado que ha ido solidificando a lo largo de tres edades del hombre:

1. Una escuela, una pizarra y unos libros de texto donde Cuevas de Altamira, Pirámides de Egipto, Biblia, Cantar de Mío Cid, Capilla Sixtina se nos venden como indiscutible Historia del Arte. Cuando solo las Pirámides, monumento a la esclavitud, deberían avergonzarnos.

2. Una serie de oficios o modos de vida favorecidos por un estado de opinión, fachada y cartelera. Una galería de arte modernito, una pequeña librería de proximidad al cliente serían buenos ejemplos de esta fase, en la que estamos.

3. Un futuro de artisteo para nuestros hijes: Mi niña, mujer, con el dibujo que me trae del colegio, con su gracia para la redacción, la flauta, el baile o la guitarra. Esta va, del tirón, al Conservatorio.

Siendo el AyC actividad de ocio y no contributiva, fallo número uno: el ocio es patrimonio de la humanidad; también, de la humanidad que aborrecen el arte, y el tiempo libre lo invertirían en chupar sofá, en ver fútbol o cine porno.

Fallo número dos: el artículo AyC no admite devolución. Si a usted no le gustó el libro o la película, demuestre su cultura con una crítica feroz (cuanto más feroz, es usted más culto), pero usted ya ha pasado por caja o por taquilla y no le vale el Si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero. Ese circuito interno refuerza el retablo de las maravillas: ¿No has visto o no has leído tal o cual? El AyC es como la moda. Si no estás a la última, ¡no estás!

Se admiten ideas.