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Me la encontré después
de algún tiempo sin verla,
tapada la cabeza,
sin pelo. Imaginé
la quimio: ya se sabe
cómo nos deja el cáncer
(de útero, sin hijos;
de mama, con prejuicios
y calvas), pobrecita,
tan joven. –Quita, quita,
que, aquí donde me ves,
me ves de musulmana.
¿Salud ni moda? ¡Nada,
como cambiar de fe!
*
