No creo que nadie conozca los entresijos del lobby o grupo de presión económico en EEUU. Por lo que sea, esta vez el lobby había apostado por Hillary Clinton y le salió un competidor de su misma especie: un rico junto a otros ricos que echan sus cuentas y preguntan ¿Cuánto vale América, el Mundo? ¡Lo compro! ¡Hillary ya lo tenía comprado!
Quienes se escandalizan por lo que hará o dejará de hacer Donald Trump, ya verán cómo el lobby ajusta las piezas y homologa su política.
La ocasión es buena no para abominar de un hombre solo sino del sistema que lo trajo aquí: se llama capitalismo y, democracia, el etiquetado de sus productos y seguidores. ¿Llorar por el muro de México ‑antes fue el de Berlín‑, habiéndolo en Melilla con mi consentimiento y con cargo a mis impuestos?
Sean integrales y consecuentes y no se dejen llevar por la hipocresía que, supuestamente, nos informa y, efectivamente, nos gobierna.
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