El cadáver de la marioneta

Tinta de calamar la fotoEl cadáver de la marioneta

El cadáver de la marioneta (2012), de Lars Iyer, traducción de Susana Lago. La literatura era un recurso finito, como el petróleo, como el agua. Cada nueva manifestación literaria ha sido una prospección que ha ido mermando las reservas hasta acabar con ellas. Antes, cada gran afirmación contenía un manifiesto y cada vida literaria era una invitación a la heterodoxia. Hoy ni la originalidad misma es ya capaz de sorprendernos. Hemos presenciado tantos ejercicios de estilo y forma, que incluso algo original nos resulta reconocible. El prestigio literario solo existe como liturgia. ¿Quién se toma a sí mismo en serio como autor? ¿Quién se atrevería a soñar con archivar sus emails y tuits para que los lea agradecida la posteridad?

Tinta de calamar

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