Medios de comunicación ¿de masas?

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MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Yo empezaría la clase pidiéndole a mi alumnado la postura de los tres monitos de la sabiduría. –En absoluto silencio, cerrad los ojos, por favor, y tapaos los oídos. Habréis caído en la cuenta de algo que ya sabíais: que sois, todos y cada uno, verdaderos medios de comunicación. La diferencia conmigo es de alcance. Yo imparto el curso, soy el emisor al mando que os tiene de obedientes receptores, y otro día seréis quienes deis una clase, una conferencia o un discurso retransmitido a todo el mundo (porque seáis presidentes del país más poderoso de la Tierra). Vuestros ojos, vuestros oídos y vuestra boca seguirán siendo lo que son ahora.

El alumnado captaría que la palabra masa aplicada a la boca o las orejas es discutible; se trata, otra vez, de una invasión del inglés (mass media). Los medios de comunicación basta que sean grandes o chicos: Internet o la BBC son grandes, la carta escrita o las campanas de una iglesia son medios pequeños y, en esa escala, quien manda es la audiencia, el número mayor o menor de receptores. Lo que hace grande a un medio es la capacidad del emisor de alcanzar la máxima audiencia en un momento determinado. Es la lucha de las grandes cadenas de televisión, que se disputan un porcentaje (en inglés, share) de televisores conectados. Los medios se dividen en pasivos y [inter]activos, unidireccionales y bidireccionales. Los pasivos son los que más se prestan a la manipulación y, los activos, los que menos. Una manera de compaginar ambos tipos la estamos viendo en muchos programas de televisión. La televisión es un medio unidireccional pero vía internet, el gran medio interactivo, la audiencia puede adoptar un papel activo, con un twitter al programa, por ejemplo. La telefonía (móvil) es el gran medio de nuestro tiempo. Sin embargo, para hacerse grande en el sentido aglutinador del término tendríamos que usar nuestros teléfonos para una causa, un gran acuerdo, en común. Lo que es seguro es que la próxima revolución no será asaltando Bastillas ni Palacios de Invierno, no será de fusiles contra fusiles, no será con una gota de sangre. Será un SÍ muy grande muy grande, puede ser un megusta, a lo que todavía no sabemos pero cambiará el mundo. Y lo haremos dándole a un botón de nuestro teléfono.

Rosa Sanmartín en la revista Stichomythia, de la Universidad de Valencia, edición digital nº 5, nos recuerda unas palabras de Antonio Machado sobre la masa o las masas: El hombre masa, no existe; las masas humanas son una invención de la burguesía, una degradación de las muchedumbres de hombres, basada en una descualificación del hombre que pretende dejarle reducido a aquello que el hombre tiene de común con los objetos del mundo físico: la propiedad de poder ser medido con relación a unidad de volumen. Desconfiad del tópico masas humanas. Muchas gentes de buena fe, nuestros mejores amigos, lo emplean hoy, sin reparar en que el tópico proviene de campo enemigo: de la burguesía capitalista que explota al hombre, y necesita degradarlo; algo también de la Iglesia, órgano de poder, que más de una vez se ha proclamado instituto supremo para la salvación de las masas. Mucho cuidado, a las masas no las salva nadie; en cambio, siempre se podrá disparar sobre ellas. ¡Ojo! (10 de julio de 1937).

Daniel Lebrato, Cuadro de la comunicación, 2 de agosto de 2015

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