(la paz vista por Picasso)
EL GRAN INVENTO DE LA PAZ
Después del fuego, del caballo y de la rueda, el cuarto gran invento del hombre macho fue el invento de la paz. Antes de la paz al vencido se le cortaba el cuello y, por eso se dijo, en paz. Después de la paz, y en nombre de la paz y de los derechos humanos, a los vencidos se les pone a trabajar, que es más rentable. Para reducir al mínimo el uso del látigo, que estropeaba la fuerza de trabajo, ya se había inventado dios o ser supremo y el origen divino de la desigualdad. Con temor a Dios se levantaron las pirámides y se hizo ideología de la subordinación. Asumir su estado y reproducirse son las dos alegrías que el obrero puede dar a su patrón. Para preparar y reparar la mano de obra se hicieron rentables enseñanza y medicina. En adelante al salario se iba a llegar o por las plusvalías (tanto produces, tanto vales) o por las titulaciones (tanto estudias, tanto vales), nunca por lo repulsivo del trabajo ni por las necesidades personales, aunque, si les preguntas, te juran por sus muertos que, por supuesto, lo importante es la persona. Y en paz.
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