LLORAR Y NO LLORAR
frente al telediario de las tres
Lloro por Argentina y por las naciones
donde los machos,
de acuerdo con el Papa,
deciden por las hembras
(que bastante tienen con ser hembras
y con haberlos parido)
parir o no parir.
Lloro también por la última autofoto
póstuma al filo de internet.
Por el telediario del primer mundo,
lloro y no paro de llorar.
No lloro, en cambio, por ¡Salvemos la infancia!
No está prohibido adoptar criaturas,
refugiar refugiados,
acoger de acogida
ni apuntarse a la lucha de otros mundos
segundos y terceros
o de otro mundo es posible:
Sin senadores
argentinos o españoles.
Sin estupideces en la red.
Sin salva infancias,
que al resto hacen
parecer el rey Herodes.
Y sin oenegés.
Lloro y no lloro,
lo habrán adivinado,
por la revolución mundial
en el telediario de las diez.
*
Daniel Lebrato
La corte del rey bobo