La izquierda, toda una vida haciendo el ridículo.
Entre las especies del siglo 20, los comunistas sin comunismo y los demócratas sin democracia, dos lenguajes que trascienden al siglo 21 como
—demócratas occidentales, de democracia sufrida en carnes, para quienes, pese a las críticas, la democracia seguía siendo “el sistema menos malo” que había dado la Historia;
—demócratas bajo el Telón de Acero (de Berlín o Miami para allá) criados por propaganda en democracia asistida, para quienes la democracia era lo mejor de lo mejor en libertad y progreso al margen de la Historia.
En 1989 ambos lenguajes juntan sus conversaciones. Ese año los demócratas occidentales acuden en masa a celebrar la caída del Muro de Berlín. Ya en 1991 lucían sus misiones Onu de paz, por Yugoslavia y regiones de la antigua URSS, Polonia, con Papa y Sindicato Solidaridad, patria querida para todo lo que había venido huyendo del archipiélago Gulag auspiciado por Otan y películas de espías con Guerra Fría.
Estaba claro que el mundo que hoy vemos y conocemos se rendía al ismo de los ismos: el anticomunismo, tan bravo y espectacular, que su oponente el comunismo no se habido dado nunca en ningún sitio (porque no lo dejaron ni siquiera explicarse). La democracia era eso que se despachaba por defecto.
Vista en global, la democracia no fue más que un reparto electoral con garantías de metrópolis y colonias contra anarquismos, socialismos o comunismos (Comuna de París, 1871), y a favor del capitalismo armado hasta los dientes y hasta invenciones como la invención de Ucrania (1991) que ahora les estalla en la cabeza (pudo haber sido el Covid-19).
¿Qué quieren ahora los demócratas de izquierdas?
Hacernos ver la subida en votos de Donald Trump como fenómeno Trump o deformación de la democracia, fue montaje o ceguera mitológica, que no cuela. Trump, Vox o ultraderechas son la fase superior de la democracia, la última democracia que demócratas de izquierda pueden permitirse. Y, si no, ahí estaba su ‘democracia’, espantada ante el derecho a decidir que asomaba por Cataluña.
Por evitarse entrar en devoluciones por tique de compra, demócratas de izquierda (Pablo Iglesias y grupo Podemos) pusieron a la prensa a repicar por populismos y a oenegés por ayuda a refugiados guerra tras guerra, la última, la de Ucrania.
Por su parte, Dios como escenógrafo envió un ictus al redactor de [eLTeNDeDeRo]. Le había hecho un favor. Así no tendría ni que contar ni que explicarse lo que pasaba por Ucrania.
Daniel Lebrato, 2 de abril de 2022
Mapa de guerra en Ucrania 24 marzo 2022
al cierre de esta edición