Hombre o mujer, cualquier humano nacido en 1991 (fin de la Unión Soviética, Guerra de Yugoslavia y referéndum de independencia de Ucrania) ha crecido emocionalmente del lado yanqui, demócrata y libre, de la vida.
Hoy esa persona nacida en Ucrania en 1991 ‑antes rusa y ahora ucraniana‑ va a cumplir 31 años. Todo lo que ella piense lo hemos pensado antes nosotros.
Lo único absoluto que podemos transmitir y compartir: el no a la guerra como renuncia a toda política de defensa y la abolición de los ejércitos, el fin de la trata de armas y la obsolescencia de sedes o alianzas de carácter militar.
Y el único derecho que prevalece sobre el derecho a la vida, sería el derecho a decidir.
No se sabe por qué Cataluña, aprovechando que el mundo pasa por Rusia Ucrania, no airea el derecho a decidir como lema imbatible a los ojos del mundo.