—Ética para Ucrania—
Lo que está pasando en Ucrania pone de relieve la débil trama de que están hechas nuestras ideologías, nuestras sociedades, nuestras creencias. Habría que pasar a una sociedad de «derecho a decidir» libre de prejuicios filtrados por nociones de nación, bloque o patria.
El único «No a la guerra» éticamente aceptable sería el de una radical objeción de conciencia. No a las armas, No al ejército, No a Navantia, Santa Bárbara o Airbus, No a la Otan, No a la Otan en España o para Ucrania.
A esa objeción total, pacifista y laica, la acompañaría una objeción electoral política, de rechazo a la democracia con su prensa oficial transmisora de versiones probadas.[1]
La abolición de la guerra incluye otras formas de extorsión como guerra económica, informática o diplomática.
El derecho a decidir se toma como parte de la sociedad de derechos, solos y al margen de lo que sería ese derecho como solución a Cataluña.
[1] guerra injusta a juicio de la comunidad internacional. crímenes de guerra, contra la humanidad, genocidio. víctimas civiles y niños. éxodo de refugiados para que Cruz Roja y oenegés muevan a su acogida.