Mi padre es un intransigente. 2ª parte de Mi padre no es un demócrata.


Mi padre es un intransigente.
Segunda parte de
Mi padre no es un demócrata.

—Estará bien discutir y charlar con base mínima de querer escuchar. Es una forma de conocerse y evolucionar. Se puede mirar al futuro sin cerrar los ojos al presente y a otras opciones -me decía un hijo mío hablando de política.

Quien haya leído la primera parte de estas Memorias de un intolerante, se habrá dado cuenta que la política que me mueve o me movía no ha sido la de siglas y partidos, y mi charla no podía ir con un hijo de la Generación Podemos que ha ido dando por ciertas las verdades de la democracia que son, al fin, el relato del capitalismo -arrastrando hasta a dos generaciones de yayos y yayas-, dominado por señales de orgullo, y no de lucha (desde el orgullo Estado del Bienestar a orgullos sexo, familia, bici, carrito, oenegé).

Mi discurso es soliloquio que siempre va conmigo, no con mi hijo: con su madre, conmigo, aquel que fui en 1975, 78, 82, 86. Hablo con nadie como orillado al margen de la historia, como perdedor de empeños y batallas que han ido a dar, con mi voto o sin mi voto, a una España prevista y previsible el mismo año que empezó mi militancia en aquel movimiento estudiantil del que no me siento orgulloso.

No solo la democracia ha pasado de ser un amplio sueño antifranquista, a un Reino de España represivo dentro de la UE y de la Otan al servicio de los EEUU. La misma izquierda ha cogido vuelo para el que no tenían billete hace cuarenta años: ni el Psoe es izquierda ni el soberanismo, la derecha que se esperaba. La deriva de un Pablo Iglesias, veinte años esquivando o dando largas federalistas a la cuestión catalana -vieja como la historia de España- indica a las claras la podredumbre en que nos movemos y la minucia de los detalles en que se separan opciones políticas igualmente conchabadas en vivir del cuento como clase política y en seguir el baile que más se baila.

No solo el trumpismo marca la marca de la Democracia sobre otras democracias y no solo la izquierda se ha desdibujado sin que nadie sepa demasiado bien qué significa. Nobles conceptos de república y republicanismo han quedado en España apalancados en la que fue obsoleta 2ª República mientras a la España republicana (Cataluña) se responde con silencio parlamentario.


apéndice: algunos datos.

Del 30 de enero de 1649 a 21 de enero de 1793, la izquierda se mostraba radical y hoy diríamos inhumana: la burguesía tenía que implantar su poder frente a la vieja nobleza feudal (Antiguo Régimen), y fueron revoluciones Inglesa y Francesa, que cortaron cabezas de sus monarcas, práctica que inspiraría a Rusia de los soviets el 17 de julio de 1918 a ejecutar al último zar y familia. La humanidad se habría acostumbrado a matar al rey coronado “por la gracia de Dios”.

Puestos a echar cuentas de magnicidios, el 28 de abril de 1945 se dio muerte a Mussolini y dos días después se suicidó Hitler; el 15 de agosto, tras Hiroshima y Nagasaki, se rindió Japón. De 1649 a 1945, durante casi tres siglos, la sociedad se había hecho a la idea de lo mutable en política y de imperios que subían y bajaban, como sus cabezas coronadas rodar por tierra, sin que el mundo se viniera abajo.

Como tampoco se vendría abajo por el final de Bonaparte o el bonapartismo ni por la locura de las trincheras cuando la Gran Guerra, ni por cobardes y terribles bombardeos de ciudades con matanza de civiles: Gernika, Hiroshima, Nagasaki, ni por las Torres Gemelas de inspiración yihadista. La democracia estaba hecha por Dios, como decía el catecismo de la Iglesia y, en su liturgia, entraba el voto útil.


Desde el viernes 23, día de Días, un fantasma recorre España aventado por una ultra de Vox contra Podemos y Pablo Iglesias: el fantasma del frente popular democrático o antifascista, de la España de izquierdas, contra la España de derechas de Vox y Ciudadanos y del PP.

Y uno piensa: Pablo Iglesias Turrión, que hoy tiene 42 años y vivió a los 20 la caída de Pujol y del pujolismo como corrupción, ha navegado la mitad de su vida contra el derecho a decidir de Cataluña y contra la división en frentes de izquierda (porque tampoco, según él, era derecha, sino casta).

Derecho a decidir es maternidad con cargo al Estado del Bienestar. Derecho a decidir ha ejercido Madrid para privatizar y para su paraíso fiscal y no Cataluña para su referéndum. Derecho a decidir ahora nos dan para votar izquierda por miedo a Vox. Si no estuviera todo preparado diríamos qué bella causa, qué hermosa película.


—2015 (22 de junio). Los Unió abandona el Govern y se disuelve la federación Convergència y Unió (CiU).

—2015 (27 de septiembre). Convergència Democràtica y Esquerra Republicana de Catalunya firman Junts pel Sí, candidatura única a elecciones plebiscitarias.

Quiere decir: Pablo Iglesias, doctor en ciencias políticas y fundador de Podemos en 2014, seguía con su copla gente casta mientras propugnaba un vago referundismo dentro de un marco federal nunca ni muy explicado ni comprometido en programa para su coalición con el Psoe de Pedro Sánchez, o sea que el entierro de la izquierda iba en serio.

La lucha de Cataluña por su estatuto de Cataluña remonta a 2003, cuando tras 23 años de pujolismo cuaja un tripartito Partit dels Socialistes, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya-Verds. 2003-21: veinte años (no es nada).

El tripartit se fijó como objetivo elaborar un nuevo Estatuto de Autonomía que fue aprobado por el Parlament el 30 de septiembre de 2005 con los votos de todos los grupos menos del Partido Popular. Eso llevó a la manifestación Som una nació i tenim el dret de decidir, convocada en Barcelona el 18 de febrero de 2006 por la Plataforma por el Derecho a Decidir y respaldada por ERC para oponerse a los cambios introducidos por el Congreso de los Diputados en el proyecto del nuevo Estatut. Esta manifestación está considerada como el punto de inicio del procés soberanista en Cataluña que culminó el 1 de octubre de 2017.

El referéndum se acabó celebrando el domingo 1 de octubre entre cargas policiales y presiones judiciales que a Pablo Iglesias y a Podemos dieron igual. En las primeras horas se produjo la intervención de guardias civiles y de policías nacionales en varios colegios electorales para intentar impedir la votación y las imágenes de las cargas policiales dieron la vuelta al mundo. Según la Generalitat votó el 43 % del censo, con un SÍ del 90 % de los sufragios. Dos días después el rey Felipe VI calificó la actuación de deslealtad inadmisible a los poderes del Estado. Y ese mismo día 3 de octubre se celebró un Paro de País. El 27 de octubre el Gobierno acordaba la destitución de Puigdemont y de todo el Govern y la asunción de sus funciones, y Mariano Rajoy, asumiendo las del presidente de la Generalitat, convocaba elecciones al Parlamento de Cataluña para el 21 de diciembre. Poco después la Fiscalía General presentaba una querella contra Puigdemont y todo los consellers por la declaración unilateral de independencia, y ante el Tribunal Supremo contra la presidenta del Parlament Carme Forcadell y los miembros de la mesa por haber admitido a trámite la moción en la que se declaraba aquella. El 29 de octubre Carles Puigdemont y cuatro consejeros del Govern cesado marchaban a Bruselas, mientras el exvicepresidente Oriol Junqueras y el resto de consejeros se presentaron el 2 de noviembre ante la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, quien tras tomarles declaración decidió su ingreso en prisión incondicional, excepto en el caso del exconseller Santi Vila, que pudo salir de prisión al día siguiente tras el pago de una fianza.

Durante todo ese tiempo Pablo Iglesias y los suyos estuvo, estuvieron, desaparecidos. Ahora que él llama a la importancia del voto para frenar a la derecha, bien merece que le digamos: tarde piaste, Pablo.

(Cuando oímos una queja o petición de auxilio algo tardías, solemos utilizar el dicho ¡Tarde piaste!, que habla de uno que tomó un huevo poco hecho y en el momento de pasar por la garganta el pollito habló por ese pico, lo que provocó el ¡Tarde piaste! del comilón.)


Nota sobre Àngels Barceló: La senyora Àngels Barceló directora d’un mitjà de comunicació privat no tenia cap obligació de convidar a VOX. I aquest és un procés de blanqueig del feixisme q té conseqüències, també per a la senyora Barceló. Cadascú ha d’assumir la seva responsabilitat, i en té molta fa temps. @lluis_llach, Apr 24.

Nota sobre Pablo Iglesias: El desembre del 2017 @PabloIglesias deia cínicament que els independentistes havíem despertat el feixisme. Ara la temptació és dir-li a ell el mateix. @jaumeclotet, Apr 24.


Bibliografía recomendada:

—José Antonio Parejo Fernández, Señoritos, jornaleros y falangistas, Sevilla, Bosque de Palabras, 2008

Mi padre es un intransigente.
Segunda parte de
Mi padre no es un demócrata.

—Estará bien discutir y charlar con base mínima de querer escuchar. Es una forma de conocerse y evolucionar. Se puede mirar al futuro sin cerrar los ojos al presente y a otras opciones ‑me decía un hijo mío hablando de política.

Quien haya leído la primera parte de estas Memorias de un intolerante, se habrá dado cuenta que la política que me mueve o me movía no ha sido la de siglas y partidos, y mi charla no podía ir con un hijo de la Generación Podemos que ha ido dando por ciertas las verdades de la democracia que son, al fin, el relato del capitalismo ‑arrastrando hasta a dos generaciones de yayos y yayas‑, dominado por señales de orgullo, y no de lucha (desde el orgullo Estado del Bienestar a orgullos sexo, familia, bici, carrito, oenegé).

Mi discurso es soliloquio que siempre va conmigo, no con mi hijo: con su madre, conmigo, aquel que fui en 1975, 78, 82, 86. Hablo con nadie como orillado al margen de la historia, como perdedor de empeños y batallas que han ido a dar, con mi voto o sin mi voto, a una España prevista y previsible el mismo año que empezó mi militancia en aquel movimiento estudiantil del que no me siento orgulloso.

No solo la democracia ha pasado de ser un amplio sueño antifranquista, a un Reino de España represivo dentro de la UE y de la Otan al servicio de los EEUU. La misma izquierda ha cogido vuelo para el que no tenían billete hace cuarenta años: ni el Psoe es izquierda ni el soberanismo, la derecha que se esperaba. La deriva de un Pablo Iglesias, veinte años esquivando o dando largas federalistas a la cuestión catalana ‑vieja como la historia de España‑ indica a las claras la podredumbre en que nos movemos y la minucia de los detalles en que se separan opciones políticas igualmente conchabadas en vivir del cuento como clase política y en seguir el baile que más se baila.

No solo el trumpismo marca la marca de la Democracia sobre otras democracias y no solo la izquierda se ha desdibujado sin que nadie sepa demasiado bien qué significa. Nobles conceptos de república y republicanismo han quedado en España apalancados en la que fue obsoleta 2ª República mientras a la España republicana (Cataluña) se responde con silencio parlamentario.


apéndice: algunos datos.

Del 30 de enero de 1649 a 21 de enero de 1793, la izquierda se mostraba radical y hoy diríamos inhumana: la burguesía tenía que implantar su poder frente a la vieja nobleza feudal (Antiguo Régimen), y fueron revoluciones Inglesa y Francesa, que cortaron cabezas de sus monarcas, práctica que inspiraría a Rusia de los soviets el 17 de julio de 1918 a ejecutar al último zar y familia. La humanidad se habría acostumbrado a matar al rey coronado “por la gracia de Dios”.

Puestos a echar cuentas de magnicidios, el 28 de abril de 1945 se dio muerte a Mussolini y dos días después se suicidó Hitler; el 15 de agosto, tras Hiroshima y Nagasaki, se rindió Japón. De 1649 a 1945, durante casi tres siglos, la sociedad se había hecho a la idea de lo mutable en política y de imperios que subían y bajaban, como sus cabezas coronadas rodar por tierra, sin que el mundo se viniera abajo.

Como tampoco se vendría abajo por el final de Bonaparte o el bonapartismo ni por la locura de las trincheras cuando la Gran Guerra, ni por cobardes y terribles bombardeos de ciudades con matanza de civiles: Gernika, Hiroshima, Nagasaki, ni por las Torres Gemelas de inspiración yihadista. La democracia estaba hecha por Dios, como decía el catecismo de la Iglesia y, en su liturgia, entraba el voto útil.


Desde el viernes 23, día de Días, un fantasma recorre España aventado por una ultra de Vox contra Podemos y Pablo Iglesias: el fantasma del frente popular democrático o antifascista, de la España de izquierdas, contra la España de derechas de Vox y Ciudadanos y del PP.

Y uno piensa: Pablo Iglesias Turrión, que hoy tiene 42 años y vivió a los 20 la caída de Pujol y del pujolismo como corrupción, ha navegado la mitad de su vida contra el derecho a decidir de Cataluña y contra la división en frentes de izquierda (porque tampoco, según él, era derecha, sino casta).

Derecho a decidir es maternidad con cargo al Estado del Bienestar. Derecho a decidir ha ejercido Madrid para privatizar y para su paraíso fiscal y no Cataluña para su referéndum. Derecho a decidir ahora nos dan para votar izquierda por miedo a Vox. Si no estuviera todo preparado diríamos qué bella causa, qué hermosa película.


—2015 (22 de junio). Los Unió abandona el Govern y se disuelve la federación Convergència y Unió (CiU).

—2015 (27 de septiembre). Convergència Democràtica y Esquerra Republicana de Catalunya firman Junts pel Sí, candidatura única a elecciones plebiscitarias.

Quiere decir: Pablo Iglesias, doctor en ciencias políticas y fundador de Podemos en 2014, seguía con su copla gente casta mientras propugnaba un vago referundismo dentro de un marco federal nunca ni muy explicado ni comprometido en programa para su coalición con el Psoe de Pedro Sánchez, o sea que el entierro de la izquierda iba en serio.

La lucha de Cataluña por su estatuto de Cataluña remonta a 2003, cuando tras 23 años de pujolismo cuaja un tripartito Partit dels Socialistes, Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya-Verds. 2003-21: veinte años (no es nada).

El tripartit se fijó como objetivo elaborar un nuevo Estatuto de Autonomía que fue aprobado por el Parlament el 30 de septiembre de 2005 con los votos de todos los grupos menos del Partido Popular. Eso llevó a la manifestación Som una nació i tenim el dret de decidir, convocada en Barcelona el 18 de febrero de 2006 por la Plataforma por el Derecho a Decidir y respaldada por ERC para oponerse a los cambios introducidos por el Congreso de los Diputados en el proyecto del nuevo Estatut. Esta manifestación está considerada como el punto de inicio del procés soberanista en Cataluña que culminó el 1 de octubre de 2017.

El referéndum se acabó celebrando el domingo 1 de octubre entre cargas policiales y presiones judiciales que a Pablo Iglesias y a Podemos dieron igual. En las primeras horas se produjo la intervención de guardias civiles y de policías nacionales en varios colegios electorales para intentar impedir la votación y las imágenes de las cargas policiales dieron la vuelta al mundo. Según la Generalitat votó el 43 % del censo, con un SÍ del 90 % de los sufragios. Dos días después el rey Felipe VI calificó la actuación de deslealtad inadmisible a los poderes del Estado. Y ese mismo día 3 de octubre se celebró un Paro de País. El 27 de octubre el Gobierno acordaba la destitución de Puigdemont y de todo el Govern y la asunción de sus funciones, y Mariano Rajoy, asumiendo las del presidente de la Generalitat, convocaba elecciones al Parlamento de Cataluña para el 21 de diciembre. Poco después la Fiscalía General presentaba una querella contra Puigdemont y todo los consellers por la declaración unilateral de independencia, y ante el Tribunal Supremo contra la presidenta del Parlament Carme Forcadell y los miembros de la mesa por haber admitido a trámite la moción en la que se declaraba aquella. El 29 de octubre Carles Puigdemont y cuatro consejeros del Govern cesado marchaban a Bruselas, mientras el exvicepresidente Oriol Junqueras y el resto de consejeros se presentaron el 2 de noviembre ante la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela, quien tras tomarles declaración decidió su ingreso en prisión incondicional, excepto en el caso del exconseller Santi Vila, que pudo salir de prisión al día siguiente tras el pago de una fianza.

Durante todo ese tiempo Pablo Iglesias y los suyos estuvo, estuvieron, desaparecidos. Ahora que él llama a la importancia del voto para frenar a la derecha, bien merece que le digamos: tarde piaste, Pablo.

(Cuando oímos una queja o petición de auxilio algo tardías, solemos utilizar el dicho ¡Tarde piaste!, que habla de uno que tomó un huevo poco hecho y en el momento de pasar por la garganta el pollito habló por ese pico, lo que provocó el ¡Tarde piaste! del comilón.)


Nota sobre Àngels Barceló: La senyora Àngels Barceló directora d’un mitjà de comunicació privat no tenia cap obligació de convidar a VOX. I aquest és un procés de blanqueig del feixisme q té conseqüències, també per a la senyora Barceló. Cadascú ha d’assumir la seva responsabilitat, i en té molta fa temps. @lluis_llach, Apr 24.

Nota sobre Pablo Iglesias: El desembre del 2017 @PabloIglesias deia cínicament que els independentistes havíem despertat el feixisme. Ara la temptació és dir-li a ell el mateix. @jaumeclotet, Apr 24.


Bibliografía recomendada:

—José Antonio Parejo Fernández, Señoritos, jornaleros y falangistas, Sevilla, Bosque de Palabras, 2008

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