Francesc Vicent Garcia (1579-1623), Rector de Vallfogona.

Francesc Vicent Garcia (Tortosa, 1579; Vallfogona de Riucorb, 1623), Rector de Vallfogona, ha pasado a la historia por ser un mosén verde que escribía poemas eróticos y a quien, sobre todo, le encantaba poetizar el arte de ir de vientre. En un país como Cataluña, donde el caganer es una figura icónica, los lavabos de muchos bares se llaman Can Felip, en honor a un Borbón, y hablar de escatología es una actividad que gusta casi tanto como comentar la previsión meteorológica, no es extraño que de la obra de Francesc Vicent Garcia solo se recuerde el legado del vallfogonisme, es decir, un finísimo estilo para poetizar el acto de cagar.

El Rector de Vallfogona fue hijo de un tiempo y de un país donde la realidad era comprendida como un teatro donde cada uno tiene un triste papel asignado por Dios. Por eso, más allá de los poemas escritos desde el lavabo y de algunos sonetos que friegan la pornografía, obras como Desengany del món, un extensísimo poema con referencias a la variabilidad de la fortuna, la evidencia de la fe construida a base de falsas apariencias o el desengaño ante la vida, son el legado que hay que reivindicar del más grande autor catalán de la tan poco afortunada decadencia de las letras catalanas.

En Desengany del món el Rector saca la musa Talía para invocar la comedia de la que quiere ayudarse y nos presenta la retahíla de temáticas y elementos que podríamos juntar dentro de este desengaño vital: la fortuna, los elementos que conforman la sociedad, el escepticismo ante la vida, la fugacidad del mundo, el destino después de la muerte, etc. Todo, sin embargo, sin remitirse a la hipérbole o la exageración de aquello que observa, tal como dice: “todo se me representa en su natural figura”, entre los que nacen hijos de un barón o de un príncipe y los que nacen hijos de un campesino analfabeto.

El uso del maquillaje o el adorno innecesario en las niñas pequeñas a quienes su madre ya maquilla el rostro, por ejemplo, son también un tema del cual Garcia habla para acabar criticando la cobardía de una sociedad que prefiere la cabeza bajo un rostro falso que un espejo para afrontar la fealdad y heridas que llenan el rostro del mundo.

Tothom és fill de ses obres: ara siam rics o pobres a l’altre món nos veurem.

Después de haberse literalmente cagado en todo, el poema acaba con una enésima demostración de sátira cuando el Rector vuelve a introducir a la musa Talía diciéndole que, si quiere igualar el mundo, vale más dejarlo tal como está. Francesc Vicent Garcia no hace nada más que usar la poesía para reírse de aquello que sin la poesía le haría llorar, poniendo la sátira al servicio de lo que no reluce y escribiendo versos de lamento disfrazados de irónicas sonrisas.

Versión de [eLTeNDeDeRo] de El poeta escatológico que se cagó en todo, por Pep Antoni Roig, Barcelona, 26 de agosto de 2020. El Nacional punto cat. En portada, un grabado del Rector de Vallfogona, posiblemente el autor catalán más importante del Barroco literario en nuestro país. (Wikipedia)

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