el discurso del Pedrey.

pedro sánchez como el rey
Ojo a banderas y fondo de escudo y gestos.

Abusando un poco del sufijo léxico -emia (de epidemia, pandemia o alcoholemia: presencia anormal de algo en sangre) podíamos hablar de una verdadera borbonemia en el habla de personajes públicos como Pedro Sánchez y algún otro gerifalte en los partes diarios del comité especialista. Nos hablan como si estuviésemos en Navidad y el suyo fuese el discurso de la Corona.

El idioma distingue entre tono y tonema. tono, latín tonus, y este del griego, tónos, ‘tensión’: 1. Cualidad de los sonidos, dependiente de su frecuencia, que permite ordenarlos de graves a agudos. 2. Inflexión de la voz y modo particular de decir algo, según la intención o el estado de ánimo de quien habla. tonema es en fonética y fonología aquella inflexión pertinente para la modalidad oracional, básicamente tres: interrogativas, exclamativas o enunciativas. Por ejemplo, tras mucho tiempo de sequía, la secuencia sería: ¿llueve? (pregunta de incredulidad inicial) ¡llueve! (sorpresa gozosa) y llueve, enunciativa afirmativa. Tonos y tonemas dan lo que llamamos musiquilla.

Franco tuvo su musiquilla. El Nodo tuvo su musiquilla. Casi cada cadena de radio tiene su propia musiquilla, muchas veces dependiendo del color del partido político que gobierne o mande en la emisora. Y, naturalmente existe el tonillo o la musiquilla del discurso Borbón: ese que nos recuerda al rey Juan Carlos.

Abusando un poco del sufijo léxico –emia (de epidemia, pandemia o alcoholemia: presencia anormal de algo en sangre) podíamos hablar de una verdadera borbonemia en el habla de personajes públicos como Pedro Sánchez y algún otro gerifalte en los partes diarios del comité especialista. Nos hablan como si estuviésemos en Navidad y el suyo fuese el discurso de la Corona.

 

Un comentario en “el discurso del Pedrey.

  1. No sé quién dijo que la ENTONACIÓN (yo preferiría decir PROSODIA, pues en la configuración del contorno melódico de un enunciado -oracional o no-, la naturaleza y duración de las pausas pueden también decidir el sentido del mismo) es el «alma» del lenguaje, Propongo un «juego»: elimino todo reflejo gráfico (incluida una tilde) de la configuración prosódica de una secuencia real (el emisor fui yo mismo), y espero propuestas acerca de las posibilidades diversas de ser actualizada y comprendida/inferida por el «receptor»
    QUE ESTABAS BEBIENDO AGUA DEL POZO

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