De siempre, los oficios del SÍ son superiores a los oficios del NO. Sin embargo, pasa que decir NO a algo es decir SÍ a su contrario. Quien NO tiene enemigos –decía Gracián– tampoco suele tener amigos. Y el NO a la guerra es el SÍ a la paz. Y así va todo. La escasa gente que, fuera de Cataluña, somos del SÍ al derecho a decidir de Cataluña, somos más felices y seremos más aún el día que Cataluña, por fin, decida. Piénsenlo o (como se dice en mi tierra) piénsenselo. No vaya que el grupo que a todo asiente y a todo sonríe o a todo le saca chistes (también algo que es frecuente en mi tierra) al final esté más triste y más en agrio que quienes, como el [eLTeNDeDeRo], solemos decir NO.