Sobre Cataluña, [eLTeNDeDeRo] aconseja ver el tema con las mismas gafas que Cataluña lo ve: el catalanismo es interclasista (nada que ver, al menos sobre el programa, PDeCAT con la CUT), ideológicamente retrógrado (por cuanto todo nacionalismo lo es) y, en lo económico, interesado y corrupto (donde hay capitalismo, ¿qué esperaban?). Ahora bien, igual y los mismos adjetivos sirven para definir o caracterizar a España y a Europa y a Occidente, así que, como factores comunes en una operación matemática, lo que corresponde es preguntarle a quien esté en contra del referéndum en Cataluña: ¿y a usted qué más le da y qué tiene en contra de que Cataluña sea lo que quiera ser?
El tema pensionista y el movimiento pensionista nos enfrenta con lo que nadie quiere hablar: las clases sociales y la lucha de clases. Pensionista es, lo mismo, el Rey emérito, que quien cobra la pensión mínima. Y pensionista quiere ser la exministra Montón por el tiempo que estuvo en el Gobierno. Se nos olvida que pensionista no es más que un estado de los estados laborales que recorre una persona (en activo, de baja, en excedencia) sin que la persona, por eso, cambie de clase social o forme un grupo humano homogéneo y de intereses comunes. La palabra pensionista ya es lineal. No digamos lo lineales que son las subidas lineales de pensiones.
Y eso de que #yo no soy cómplice con la frase «6 de cada 10 hombres no pagamos por sexo», nos parece escalofriante. Primero, porque 4 de cada 10 sí paga por sexo, y eso es tela marinera, y, después, porque, siendo el sexo el fundamento del matrimonio, habría que ver si el matrimonio (generador de una familia que a su vez genera pensiones y prestaciones, además de la figura psicolaboral del ama de casa) no es también una forma de pagar por sexo. Yo diría que sí, diga lo que diga la campaña del 23 de septiembre, “Día Internacional contra la explotación sexual y la trata de personas”, también llamado “contra la explotación sexual y el tráfico de mujeres, niñas y niños” (33.600 gugles / 16.900). No acaba uno de verle la punta a la campaña. Será que quien no paga por sexo lo que percibe es que el Estado no quiere o no puede o no sabe acabar con la trata y explotación de personas. Y será que quien va de putas (dicho en lenguaje machu pichu) va a seguir yendo. Muy del Psoe todo.
[eLTeNDeDeRo] se queda con el montaje anticlerical de Rafa Iglesias, aunque también corresponde al Estado declarar ilegal cualquier congregación que obligue a sus miembros a una determinada conducta sexual. Si la soltería y la abstinencia no son injerencias sobre la moral y la conducta de las personas, que venga Dios (nunca mejor dicho) y lo vea. La pederastia (sensacionalista en la prensa) no es, al fin y al cabo, más que una perversión dentro de un reglamento perverso. Lo insoportable es la Iglesia no pederasta que consiente el Estado y que curas y monjas impartan a escolares su doctrina. Yo, del Estado, me quejo.