(Por el método Hércules Poirot de ¿a quién beneficia el crimen cometido?)
El referundismo tiene de su parte la demografía, que antes o después se notará en las urnas. No necesita crear tensión. Con que crezca la población y pueda contarse en votos, el referundismo sabe que saldrá adelante. El otro bando, en cambio, solo tiene el recurso a un imposible: que en Cataluña se imponga la unanimidad, no la mayoría como es normal en cualquier democracia. Por eso, al margen de tal o cual anti lazo o encontronazo, el referundismo espera y la contra desespera.