Vivo rodeado de buenas cabezas que confían en la filosofía y defienden la vigencia de la filosofía como asignatura dentro de los planes de estudio. No hace falta dar nombres, pero filósofos son o por filósofos se tienen enormes mentecatos y falsificadores de la realidad para ajustarla, la realidad, a la medida de sus intenciones, de sus partidos y de sus nóminas, puesto que, encima, quieren cobrar por filosofar mientras otros bajan a la mina, reparten bombonas o suben al andamio. Digamos que lo que importa no es la persona sino el objeto. No el filósofo ni su filosofía sino lo que ha sido la historia del pensamiento: cómo han pensado quienes pensaban por la clase dominante, ayer Sócrates o Platón, antier Unamuno, Ortega o María Zambrano, hoy Sabater, Marina o Rodríguez Tous. Lo dijo Marx en su célebre tesis 11 sobre Feuerbach, publicada en 1845: Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.
