En otoño de 2015 se llamó Confines y estuvo expuesta en la Galería Rafael Ortiz. Hoy ‑con variaciones (lo que al autor le sobra es material)‑ se llama Dragomán y está en la Casa de la Provincia, plaza del Triunfo, Sevilla, hasta el 19 de este mes. Él es Aitor Lara, fotógrafo, y su trabajo más notorio cuelga en la fachada de Fnac, en la Avenida. Esta vez, el rostro espectacular del dragomán (traductor, en árabe) parece el de Manuel Molina Jiménez, el de Lole y Manuel, muerto en mayo de 2015. Si no la han visto, no se la pierdan.
En el centenario de la Revolución Rusa, otro día hablamos de los límites del arte y de si el arte ‑al margen de la intención del artista‑ sirve para cambiar la realidad o para apuntalarla y para que dure más. (Lecturas novadoras o conservadoras del arte. Hay mucho escrito. Se admiten ideas.)
[eLTeNDeDeRo]