Juan Goytisolo o el bipartidismo cultural.

/ palabras para Álvaro /[1]

Juan Goytisolo no odiaba España. Al revés. Como intelectual (pomposo título), necesitaba España para el “me duele España” a lo Unamuno. Y se lo disputaban Seix‑Barral, Destino, Alfaguara, Mondadori, Planeta, Aguilar, Galaxia Gutemberg, El País o Televisión Española, por no hablar de la poderosa Gallimard ‑editorial para la que trabajó algún tiempo‑, Ruedo Ibérico o Fondo de Cultura Económica. Ocurre que ciertos intelectuales necesitan que la derecha los odie, a mayor malditismo, heterodoxia o gauche divine, que también venden. Y ya tenemos el cuadro del exiliado interior, tan magnificado por la izquierda como el exilio republicano.

De Juan Goytisolo, me quedo con algunos poemas y con La Chanca (1962) y con Señas de identidad (1966), muy por debajo de Tiempo de silencio (1962), de ese Luis Martín‑Santos nada enfant terrible y nada gauche divine. Con Tiempo de silencio, Martín‑Santos, militante Psoe, dio lección y puso cima. Sin embargo, durante años, Goytisolo le hizo sombra dentro del programa de lecturas en COU Literatura, al darse a elegir, a cada instituto o colegio, entre Señas de identidad y Tiempo de silencio, novela que en la privada odiaban por su supuesta exaltación del aborto. Nunca oí a Goytisolo pronunciarse al respecto. Claro, que estar en COU le aseguraba unos jugosos ingresos, casi tantos como un libro de texto.

Otra vertiente tuvo Juan Goytisolo que yo seguí hasta que dejé de leer sus artículos en El País. De esa vena pontificante, allá quien crea en las Tres Culturas en que él creyó. A mí me parece evidente (a atentado yihadista por día) que tres culturas, tres civilizaciones o tres orillas ‑como lo quieran llamar‑, todo es operación de la Cía y del Grupo Prisa, de las oenegés, o veneración por costumbres muy machas, algo que suele atraer a exquisitos mariquitas occidentales. La vida de Juan Goytisolo Gay en Marrakech fue coherente pero, con ojos de mujer, se ve otro Marruecos, y ahí está La vida perra de Juanita Narboni. [2]

Conozco pocas biografías capaces de conjugar con dignidad, o cinismo crítico, nuestras contradicciones, que van desde lo que nos gusta (en la cama, en la mesa o en nuestra cuenta corriente), a lo que nos gustaría para la humanidad, y por ello se lucha. Con su exaltación de un oriente idílico ‑ese sufismo‑, Juan Goytisolo quiso hacer un discurso ético en una España a la que supo jugar, más que juzgar. La cultura del bipartidismo ha perdido a uno de los suyos. Dicho lo cual, descanso en paz, Alvarito.

Daniel Lebrato, 4 de junio 2017.

PD. De los tres Goytisolos (José Agustín, Juan y Luis), las Palabras para Julia, de José Agustín.

[1] Álvaro Martín, de Sevilla Web Radio y Zafarrancho Vilima, quien, una vez que eLTeNDeDeRo calificó a Goytisolo de “santón de izquierdas”, nos hizo llegar este comentario: «Pues he leído críticas furibundas de seguidores de derechas que tengo en mi Facebook. Por lo visto, le reprochan que odiara a España.» Se pueden tener seguidores de derechas, pero no cerriles ignorantes.

[2] Junto a Goytisolo desfilan por la pasarela marroquí escritores como Jean Genet, Paul Bowles y el lado gay de la Generación Beat: Tennessee Williams, Truman Capote, Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs, Gore Vidal, Gregory Corso, Djuna Barnes o Cecil Beaton. Luego vendría el Tánger de Ángel Vázquez y de La vida perra de Juanita Narboni (1976).


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