ni tontos ni marxistas o el pollo de Pitigrilli

NI TONTOS NI MARXISTAS
***
o el pollo de Pitigrilli:
Si yo me como un pollo y usted ninguno, comemos medio pollo cada uno

I.

¿Se han dado cuenta de que en las tertulias de la Ser y de Tve y en los editoriales de El País nadie usa la palabra capitalismo? Capitalismo es tabú sustituido por placebos como sistema económico, ocedeé o economía mundial. Dices capitalismo y te señalas como rojo o subversivo, marxista o comunista.


El comunismo era y es una hermosa utopía realizable (como socialdemocracia o comunidades de base) que nada tiene que ver con el socialismo ‘real’ que conoció el siglo XX, y con el que quieren quitarnos las utopías. Al capitalismo, que históricamente sólo ha practicado la democracia y el voto cuando la dictadura y la tortura no le han hecho falta, le quitas sus plusvalías y entonces da su verdadera cara: o vuelve a las andadas del golpismo (contra Cuba o Chile) o exagera su propaganda (como hizo contra la Unión Soviética). Quien defiende la democracia de fachada de Israel y Estados Unidos y de sus voceros (Onu, Otan, Unión Europea), defiende el capitalismo, aunque critique sus excesos. Otra nota llamativa de las tertulias sobre la crisis es la dormición del análisis desde el primer diagnóstico, sustituyendo los parámetros económicos por calificativos sacados del catecismo. Así, la crisis es culpa de la avaricia, codicia desmedida o ganancias excesivas de unos pocos sin escrúpulos, lo que conduce no a un cambio estructural o de modelo económico, sino a una reforma moral.


Marxista llamamos a un modo de ver el mundo que arranca de la crítica del capitalismo puro, del capitalismo en sí, del capitalismo intrínseco, no del capitalismo malo porque haya algún capitalismo bueno. Para ser marxista (muchos lo son y no lo saben) basta ver la doble alienación y fetichismo del trabajo como mercancía y del dinero como plusvalía. Lo decía mejor Machado: no ser un necio que confunde valor y precio. Todo trabajo, en tanto “explotación del hombre por el hombre”, es injusto. Trabajar o dar trabajo es como la propina, que envilece a quien la acepta y a quien la ofrece. Si hubiera trabajo justo, habría salarios justos y, si fueran justos los salarios, ¿cuál sería el beneficio? Beneficio: lo que va del valor de uso hasta el valor de cambio del trabajo como mercancía, eso que en el mercado capitalista, y con la vaina del salario y del trabajo justo, no se ve. Se ve en las películas de romanos y en el siervo de la gleba de los viejos libros de texto, donde unas lecciones más adelante nos estaba esperando el soberbio lema de libertad, igualdad, etc.


No contento con la alienación del trabajo, el capitalismo multiplica el fetichismo del que ya era poderoso caballero don dinero, y lo echa al ruedo a pelear con el trabajo. Primero, ambos mundos, trabajo y dinero, se pintan como inmutables, mundos que fatalmente tienen que ser y son, lo cual es tan injusto como mezclar a César con su esclavo o al cliente con la puta, y decir que la suma es igual a dos. Después, y para corregir el brutal fatalismo que nos divide por cuna y herencia, el sistema (que, como el del anuncio, no es tonto) nos propone algunos modelos o excepciones: el espabilado, el trabajador, el aplicado, el pelota o el trepa. Siempre hay quien estudiando llega, siempre a alguien le toca la lotería, siempre alguno sale del arroyo para que los demás crean que es posible “remando llegar a buen puerto”, como decía el Lazarillo. Tendríamos que coger la escopeta y tirarnos al monte. No lo hacemos porque la vida es breve y el pensamiento, débil. O vil: cuando alguien acanalla nuestra sobremesa con zancadillas de mira quién habla, con lo bien que vives, o qué haces tú por arreglar lo que criticas tanto. Si usted resiste el juego sucio y no cae en las trampas de la fe, si no mezcla su conciencia con la mala conciencia y no hace de su vida una cruz de las de tómame y sígueme (a una oenegé tipo Gandhi o Teresa de Calcuta), es probable que usted sea un desagradable marxista.


Y no se trata de haberse leído El Capital, de predicar marxismo ni plantearse la vigencia del marxismo. Tampoco hemos leído a Darwin ni está ‘vigente’ Darwin, y todos somos darwinistas. Ni a Galileo hemos leído, ni falta que nos hace para creernos el Sistema Solar y la humildad de la Tierra. Podrán no gustarnos Darwin, Freud o Marx y sus teorías, pero ¿es que hay otras? ¿Hay otra explicación del eslabón perdido y de lo que nos parecemos a los orangutanes?, ¿o de las neuras que habitan en nuestro fondo oscuro? ¿Hay alternativa al axioma marxista de que la riqueza, como la energía, ni aumenta ni disminuye, simplemente se reparte?


8 comentarios en “ni tontos ni marxistas o el pollo de Pitigrilli

  1. me ha gustado el artículo, su enfoque, sentido y trasfondo… pero «placebos» no le veo sentido a la palabra… no serían «eufemismos»?

    Un saludo y a seguir así!

    Salud!

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  2. Qué de cosas buenas y qué de tonterías dices.

    ¿A caso es cierto que siempre una mujer trabaja mejor que un hombre? Por mi experiencia cómo uno de esos autónomos sin herencia que contrata a gente a salarios -justos- (1,5 veces sueldos normales, contrato a hombres y mujeres, estas siempre madres), te digo que me rinden más los hombres, lo siento.

    ¿Será que en informática las mujeres demuestran limitaciones en la aplicación de la lógica? ello casaría con lo absurdo de tu razonamiento en este punto y el de algunos machistas que afirman que a las mujeres, eso de sumar y pensar se os da mal.

    Pero cómo no soy ni patriarcal ni machista, me niego a creerlo, aunque las cifras las tenga en la mano y lo vea día a día para no despedir a ninguna, que te digo que irían primero a la calle si la lista la hacemos por productividad.

    Mira, denunciar el patriarcado, te apoyo, denunciar la censura de la palabra capitalismo, te apoyo, denunciar la alienación del trabajo, te apoyo (si, raro, que te lo digan mis -semisocios-), pero eso de decir que un género trabaja mejor que el otro, siento decírtelo, desacredita todo tu artículo y te rebaja al nivel intelectual de una fanática que vive en su propia realidad (esquizofrenia le llaman).

    Por favor, no la cagues más así, que hasta me gustaba tu artículo hasta que leí similar gilipollez. Sólo das argumentos a quiénes dicen que las feministas estáis mal folladas, desde luego, las que conozco en persona y trato habitualmente, no, tu, parece que si.

    Por cierto, vivo solo, cocino, etc… y ya te puedo decir que resuelvo problemas, hablo idiomas y cocino mucho mejor que la mayor parte de mis antiguas parejas, todo autodidacta, y no por ello considero que los hombres seamos mejores que las mujeres, al contrario que tu, que estás al nivel intelectual, al menos en este punto, de un miembro del partido nazi.

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  3. Kenneth…relaja ahí. Un poco de compresión lectora, por dios. Si tan bueno eres con la lógica informática, aprovecha para aplicarla a la interpretación de textos.

    Precisamente Lebrato critica parte –buena parte– de ese feminismo post-68 que se ha quedado estancado en la reproducción de la competición loca capitalista. A mi me ha parecido incluso que lo decía con ironía: una especie de «venga, sí, que lo haceis todo mejor, pero la cuestión no es esa a ver si os enteráis».
    Pero esto último es una interpretación personal. Decir que por una frase con interpreatción cuando menos abierta se carga un texto en el que se resumen categorías complejas con un lenguaje claro y práctico dice muy poco de ti. O mucho.

    No nos interesan tus opiniones sobre la productividad según sexos o saber sobre tus habilidades domésticas. Y mucho menos leer tus insultos.

    Buenos días a todos.

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  4. ¿Capitalismo machista y patriarcal?
    Niego la mayor, conozco mujeres capitalistas.
    Y si nos vamos a ejemplos que podamos conocer todos, mira a Ayn Rand: la mayor apologeta del capitalismo en la historia fue una mujer.

    En cuanto a que la riqueza ni se crea ni se destruye, me parece un argumento que cae por sí solo.
    Si la sociedad se redujera a tí y a mí, y yo siembro patatas y obtengo una cosecha, ¿nuestra riqueza aumenta o no? Y si ambos sembramos, pero tu cosecha se la zampan los gorgojos, ¿la riqueza de la sociedad no disminuye?

    La riqueza aumenta o disminuye, Y ADEMÁS, se puede repartir. Otra cosa es que hacerlo sea buena o mala idea, o que sea o no posible: y aquí entraríamos ya en la discusión de si el colectivismo o el capitalismo son mejor sistema económico (digo colectivismo como podría decir comunismo; me parece más amplio y acertado como término).

    Ahora, estoy de acuerdo en algo: a mí tampoco me gusta el tabú a la hora de decir «capitalismo». Es de bien nacidos llamar a las cosas por su nombre, pero el triunfo (ideológico, que no práctico) del marxismo ha envenenado la palabra «capitalismo» cargándola de connotaciones negativas.

    Y conste que llamar capitalismo a esta nueva doctrina de «las ganancias, nuestras; las pérdidas las socializamos» es absurdo. No lo dices expresamente, pero por lo que explicas al final del punto II, creo que eres de esa opinión. Yo sin embargo, me considero capitalista, y ni pizca de gracia me hace pagar la estupidez (en «políticamente correcto» lo llamaríamos «excesos») de los bancos; y me parece una medida muy poco capitalista.

    Comprenderás que no estoy de acuerdo con tu artículo; aunque se agradece leer a un marxista (aunque no hayas leído El Capital) escribir algo que no sean arengas toscas 😉

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  5. ¡Excelente artículo!
    Una bocanada de aire para los que no nos resignamos a creer que no hay alternativa a la avaricia desmedida y el consumo como religión.
    Sobre algún comentario, me maravilla que gracias a internet cada vez entiendo mejor la genial observación de Einstein al sostener que sólo hay dos cosas infinitas. En su tiempo fue una afirmación arriesgada. Gracias a los medios de comunicación que disfrutamos, es una realidad palpable.

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